A veces sucede
en la prisa,
en el vértigo.
En medio de un infinito entero de notas
descolocadas.
De repente,
un abrazo lo resuelve todo.
Sucede en el tiempo,
en las caricias,
en la incertidumbre
y en unos ojos
que abandonan los miedos
para
animarte a volar.
A veces sucede
cuando
no eres,
o cuando de golpe,
lo eres todo.
Simplemente sucede.
Y sonríes.
Y delante de ti,
se abre un camino
de pétalos.